Con un relato crudo, Nair Amuedo, Madre de Plaza de Mayo de la línea fundadora, dio una conferencia en el teatro San José en el marco de las Jornadas de la memoria y la reflexión.

22 Mar 2011
    

En un encuentro denominado Jornadas por la memoria y la reflexión, Nair Amuedo, una de las Madres de Plaza de Mayo, de la línea fundadoras, dio una charla en el teatro San José de nuestra ciudad.


A Nair le tocó criar a sus nietos. Una beba de apenas 46 días cuando su madre fue secuestrada y un nene de dos años. Son sus nietos pero ella los llama hijos. "Andábamos de un lado para otro con ellos, viviendo el hoteles, temiendo que los vivieran a buscar".

Con la presencia de Gustavo Santos, subsecretario de Cultura y presentador del evento, Amuedo inició un relato histórico de los hechos que llevaron a un grupo de madres a formar una de las agrupaciones más destacadas de la Argentina. "Buscábamos información en Balcarce 50, en el Ministerior del interior y se nos burlaban, nos decían que nuestros hijos estaban paseando en Europa". Lo que en principio era una peregrinación individual poco a poco se convirtió en una agrupación.

Amuedo le dedicó un párrafo especial a Azucena Villafor, generadora de la idea de que las mujeres que tenían hijos desaparecidos se juntaran en la Plaza de Mayo y también de que luego se iniciaran las listas con los nombres de los desaparecidos y sus padres para publicar en el diario La Nación. "La gente no sabía que había secuestrados porque de eso no se hablaba. Así fue que decidimos juntarnos los jueves, para que nos vieran".

El inicio de las marchas de las Madres Amuedo lo recuerda como una obligación. “Cuando nos juntábamos en la Plaza de Mayo se acercaba la policía y nos obligaban a circular; de modo que no teníamos más alternativa que empezar a caminar; así surgieron nuestras marchas”.

En otro momento de la charla Nair contó cómo surgió la idea de los pañuelos en la cabeza: “en oportunidad de una marcha a Luján, a Azucena se le ocurrió utilizar los pañales de gasa de los bebés a modo de pañuelo para ponerse en la cabeza y así identificarnos”.

Amuedo recordó con mucho dolor la desaparición de Azucena Villaflor en 1977 y como un momento de incertidumbre en la continuidad del trabajo de las Madres. Sin embargo, los pañuelos blancos siguieron su labor “ella nos había dicho que teníamos que seguir si algo le pasaba, porque se jugaba la vida de nuestros hijos. Hace poco supimos que estuvo secuestrada en la ESMA".

Luego de dar detalles pormenorizados de los hechos ocurridos por aquellos años, la Madre de Plaza de Mayo recordó el retorno a la democracia como el inicio de una nueva etapa de nuestra lucha. “Fue la primer gran alegría que tuvimos las Madres en muchos años. Había una mayor apertura y tiempo más adelante se formó la CONADEP que hizo posible el juicio a las juntas militares. Hebe no quería que fuéramos, pero nosotras creíamos en eso”. Más tarde, mencionó al ex presidente Néstor Kirchner como "un ángel inesperado" que dio respaldo y apoyo a la causa.

“Nuestro mayor dolor es que nunca pudimos hacer nuestro duelo porque no sabemos dónde están nuestros hijos. Por eso, queremos que las nuevas generaciones sepan lo que pasó y que tengan la valentía de juzgar a los asesinos".