El Hospital Ramón Carrillo de nuestra ciudad difundió ayer “anécdotas de un día helado y resbaloso”, demostrando que el personal del nosocomio trabaja codo a codo con los vecinos, acompañándolos y asistiéndolos aún en días adversos.
La primera es la historia de Cristina Curruhuinca, quien bajó al Hospital para retirar medicación para los pacientes que ella visita en Quila Quina, sin dejarse amedrentar por lo peligroso que estaba el camino.
Lo mismo sucedió con su colega agente sanitario Manuel Rubilar, que llegó caminando para poder juntar la medicación que siempre lleva para los pobladores en tratamiento de Trabunco.
Mientras que el agente Jorge Lemunao bajó por tercera vez de Trompul en estos nevados y fríos días, en este caso para visitar a la familia Pallalafquen en Quilahuinto, con la ayuda de personal de Prefectura y Parques Nacionales para llegar hasta allí. Fue justamente ayer que regresaron en un gomón para controlar a un miembro de la familia nombrada.
Las historias del Ramón Carrillo, que seguramente no son las únicas ni serán las últimas, se repiten sea cual fuera la condición climática, evidenciando que no hay frío que pueda apagar a la vocación.