A días de comenzar la temporada de invierno, el cerro se prepara. Uno de los históricos socorristas contó su trabajo.

13 Jun 2021
    

Ceferino Pinuer tiene 58 años y no piensa en la jubilación. “Será hasta que el físico me aguante”, presumió, mientras espera que la nieve continúe cayendo sobre el Cerro Chapelco. Hace 30 años dibuja sus pistas y este 2021 cree que “podrá ser una gran temporada de invierno”.


Durante la última semana, la situación climática ya invitó a los primeros curiosos. Los más pequeños fueron con su culopatín y los adultos subieron con sus tablas, ante una montaña que aún le falta más de 20 centímetros de nieve para comenzar a diseñar los caminos.


“A partir de los 40 centímetros, arrancamos con las máquinas”, aseguró Ceferino, quien se está encargado de colocar las redes de contención en lugares que podrían ser “peligrosos” y de subir la cartelería a la cima. Además, ya pusieron en funcionamiento los medios de elevación, que lo están aprovechando como de transporte para subir las pizarras y elementos más pequeños que necesitan arriba una vez que arranque la temporada.




Si bien ahora esperan que la situación climática acompañe y poder terminar de confirmar a dónde estarán las pistas, desde abril que trabajan en el lugar para la temporada invernal. Es que el cerro también está activo en verano con otra cartelería, que deben levantar, y ramas y árboles caminos que deben quitar para evitar cualquier tipo de accidente.


Con la ayuda de la tecnología, Ceferino ya prevé la forma y el sentido que irán cada uno de los caminos. Aseguró que año a año cada pista puede cambiar de lado, ángulo y tipo de bajada según el viento y otros factores, aunque los nombre se mantendrán por una “cuestión de seguridad” para que cada persona que suba tenga confirmada una ubicación.





“En estos 30 años cambió mucho todo, pero lo principal fue la tecnología”, dijo, y aclaró que no solo para poder prever cómo será el clima “arriba de la montaña”, sino también para la seguridad. Los esquís durante los últimos años tienen otro formato si se los compara a los que tenía Ceferino cuando comenzó, “allá por el 90”, que lo hacen más seguros para las personas que suben, además de que generan mucha más facilidad para aprender.


Es que el trabajo de él no solo se centra en construir las pistas, sino que también hace rescate y primeros auxilios a los accidentados. Por eso, cuando se le de inició a a la temporada, su rutina cambiará: “Mi día a día entre junio y agosto, es subir a las 7 de la mañana, observar que todo esté en su lugar, que todos los carteles están a donde tiene que ir, que no allá ramas u otros elementos en la pista, y luego patrullar por si hay algún accidente”.




Además, la "variabilidad de la montaña en la cantidad de nieve" puede generar que haya que subir o bajar las colchonetas puestas en las columnas de los medios de elevación. Y eso, se debe chequear todos los días.


Reconoció que la “peor hora” es el cierre, cuando debe invitar a bajar a todas las personas. “Las pistas del cerro dan al norte y tenemos la puesta del sol a eso de las 5, un momento muy lindo, pero ahí tenés que empezar a cerrar para que no te quede nadie arriba”, contó, al darse margen de algunos minutos de luz de día si hay algún perdido y tienen que salir a buscarlo.




Si bien nunca le tocó interceder en algún accidente fatal, vivió situaciones límites. Durante las tormentas blancas que se puede generar en las cimas, las personas suelen perderse en tiempo y en espacio, y desesperarse. Es por eso que Ceferino también debe estar pendiente de ellos, porque es parte de la seguridad.


Para poder mitigar este problema, en una de las bases tienen una pizarra que cada una hora se actualiza y plantea, a partir del Servicio Meteorológico, cuándo se aproxima una de estas tormentas. “Y siempre la tenemos que mirar para estar atento”, aseguró.


Expectante por lo que pasará en este 2021, aseguró que “el año pasado estuvo casi vacío el cerro”. Está acostumbrado a recibir 5000 personas los días de semana antes de la pandemia y durante el fin de largo de julio del 2020 no llegaron a las 3000. “Fue bravo”, catalogó y espera que la situación epidemiológica amerite una “buena temporada”.


Si bien está a la espera de que caiga el resto de centímetros de nieve para pasarle la máquina y habilitar el cerro, este año la decisión final la tendrá el COVID. Ceferino ya está listo físicamente para estar atento a los detalles que "pueden salvar vida" y sigue trabajando junto con sus compañeros para que "cuando digan que se pueda, Chapelco abrirá sus puertas".