Así lo informó el Observatorio Volcanológico de los Andes del Sur (OVDAS), del Servicio Nacional de Geología y Minería (SERNAGEOMIN), en el Reporte de Actividad Volcánica (RAV) 379, consignado por el portal especializado en meteorología y fenómenos geológicos Tiempo Patagónico.
El RAV 379 lleva la firma del director del OVDAS, Fernando Cruz Gil, y expresa textualmente: "la actividad del volcán se cambia a: NIVEL VERDE: Volcán activo con comportamiento estable. No hay peligro inmediato. Tiempo probable para una erupción: MESES/AÑOS".
El volcán está ubicado cerca de la frontera entre Chile y Argentina, a unos 90 kilómetros en línea recta al noroeste de Bariloche, y entró en erupción el 4 de junio de 2011 alrededor de las 15.
La columna de gases y materiales piroclásticos alcanzó una altura de 12.000 metros, y la nube fue empujada hacia el este por los vientos de altura, descargando millones de toneladas de arena y ceniza -incluso piedra pomez tibia- en Villa La Angostura primero, Bariloche después, y en una amplia región hacia el Atlántico.
A la altura de Bariloche, que a las 16 se oscureció como si se hubiese hecho de noche, la arena y las cenizas cayeron a lo ancho de unos 50 kilómetros, y la franja fue creciendo exponencialmente hacia el este aunque disminuyó la cantidad de material caído.
El impacto social y económico sobre Bariloche y Villa La Angostura (Neuquén) fue muy grande, en especial en el turismo, motor de la actividad económica.
Hacia la meseta rionegrina la precipitación fue de cenizas mucho más finas que en la cordillera, lo que para Ingeniero Jacobacci y los demás pueblos de la zona tuvo una complicación adicional, obligándolos a usar barbijos por meses, y fue letal para la ganadería, además de arruinar la producción lanera.
En el primer tramo del año, tres meses y nueve días que estuvo en actividad, dejó sin operación a lo largo de casi un año el aeropuerto de Bariloche y San Martín de los Andes, y afectó en forma intermitente al tránsito aéreo en casi todo el país.
El impacto en el turismo de la zona fue demoledor y llevó al Estado nacional y al provincial a decretar la emergencia y desastre social y económico, con los consiguientes beneficios impositivos y subsidios a la actividad.
Uno de los soportes más importantes para la actividad fue el de los planes nacionales Repro (Recuperación Productiva), de entrega de fondos a las empresas que se comprometen a no reducir personal ni carga horaria.
Meses atrás, la región recuperó su total normalidad, aunque el volcán seguía emitiendo cenizas en forma imperceptible, hasta que hoy la ausencia de sismicidad y tremor armónico (sonidos que refieren actividad volcánica) llevó a la designación del nivel más bajo de actividad.
Por otra parte, este jueves la AFIP publicó en el Boletín Oficial la declaración de zona de desastre y emergencia económica, social y productiva, a distintos departamentos de las provincias de Río Negro y Neuquén afectados por las cenizas del volcán.
La medida establece un plazo especial para el ingreso de las obligaciones tributarias correspondientes a los impuestos a las Ganancias, Ganancia Mínima Presunta; sobre los Bienes Personales, Fondo para la Educación y Promoción Cooperativa, al Régimen de Trabajadores Autónomos y al Régimen Simplificado para Pequeños Contribuyentes (RS), a cargo de los contribuyentes y responsables.
Enzo Campetella, director de Tiempo Patagónico, explicó a Télam que "ahora es un volcán como todos los de la región, pero no tiene ninguna actividad", y aclaró que "el polvo en suspensión que suele verse algunos días en el aire es el levantado por el viento".
"Eso alarma a la gente y va a seguir sucediendo, pero ya no hay más riesgo de erupción inmediata como lo había antes", precisó.
Fuente: TELAM