Un grupo de adolescentes atemorizan a los alumnos fuera de la institución, con golpizas, robos y amenazas. También ingresan a la escuela con el mismo fin. Decenas de denuncias a la policía y notas a las autoridades no tienen respuesta.

26 Jun 2013
    

Eduardo Rebord, que trabaja en la institución desde hace nueve años, cuenta que la situación no es novedad; un grupo de muchachos de 16 y 17 años ronda las inmediaciones de la escuela con la sola idea de propinar golpizas sin motivos a los alumnos que salen rumbo a sus hogares.

Roban, amenazan y cuando se les presenta la ocasión ingresan en la escuela, “el sábado rompieron una ventana y quisieron robar las netbooks que estaban en la escuela” cuenta el director.

La violencia con que se maneja este grupo de inadaptados es moneda corriente y tanto directivos como alumnos parecen presos en su propia escuela dado que tienen que cerrar puertas (de emergencia) y ventanas para que no ingresen, incluso durante el dictado de clases a hacer desmanes y provocar miedo.

Los horarios en que operan son al ingreso del turno tarde, a partir de las 13 horas y permanecen durante toda la tarde hasta que el alumnado sale, “los robos son algo normal, la cosa ya pasa a otro nivel cuando los golpean sin ningún sentido, simplemente marcan a uno y van y le pegan”, describe.

Esto además de la impunidad con la que se manejan, ha generado dentro de la escuela la deserción de muchos alumnos que por temor dejaron de asistir, mientras que otros optan por pedir el pase a otras instituciones para evitar ser golpeados.

En tanto Rebord indicó que “hemos hecho tantos reclamos y no pasa nada”, que resignados han dejado de acudir a los responsables. Acumulan cientos de pedidos por nota a las autoridades del Consejo Provincial de Educación sin ninguna respuesta concreta, lo mismo sucede en la dependencia policial cuando los padres de los alumnos damnificados realizan la denuncia con el mismo triste resultado.

La solución al parecer no sería tan difícil de encontrar, primero decisión política de las autoridades de resolver el problema y luego ejecutarla. Eso significa la contratación de un sereno por las noches, mientras que en las horas pico – cuando salen los alumnos de la institución - reforzar con una custodia policial para que puedan ir a sus casas “en paz”.

Por su parte Rebord indica que algunos arreglos como parte el tejido del alambrado perimetral, iluminación en el patio, un portero eléctrico en la puerta de entrada serían de muy bajo costo y muy efectivos para evitar algunas situaciones complicadas, y agregó “el municipio nos arreglo las ventanas porque se nos metían en plena clase, entraban y se agarraban a piñas con algunos de los chicos”, describe.

El Jefe de distrito del CPE, supervisores, dirección de media, vocales, concejales son algunos de los que han recibido el desesperado pedido de la comunidad educativa de la escuela con la intención de encontrar una solución, además de reuniones con comisarios a cargo de las comisarías del barrio, la fiscalía, entre otras instituciones pero lamentablemente sin eco.

 “Si esto pasara en una escuela en Neuquén los directores se van con el policía de la mano, nosotros lo podemos pedir cientos de veces pero si no sale en los medios provinciales parece que no tiene efecto”, se lamenta Rebord, y atrás de él los padres de los 600 alumnos que asisten al CPEM 28.

Desde este medio, aunque más no sea en este año electoral, solicitamos a las autoridades en Neuquén que escuchen a la comunidad educativa del CPEM 28 y a través de ellos a la sociedad de San Martín de los Andes que están reclamando desde hace años que se tome cartas en el asunto.

Y la verdad es que no es muy caro solucionar este tema. Sólo pedimos que se pongan en la piel de una nena de 13 años que, sin motivo alguno, recibió una golpiza de parte de 5 muchachotes que se pudo haber evitado con la presencia de un policía a la salida de la escuela. Más de 600 familias del CPEM 28 se lo van a agradecer.

Dicho sea de paso la nena de 13 años abandonó la escuela.