La denominada toma Esperanza Arriba, que cuenta con 50 familias, constituye un peligro inminente de deslaves o movimiento de suelos de la ladera Curruhuinca que pone en riesgo la vida de esas personas y la de los vecinos de los barrios Julio Obeid y Parque Sur, que se encuentran debajo de esta.
El “altísimo” riesgo geológico que presenta el espacio donde se encuentra emplazada la toma Esperanza Arriba ha sido declarado en por lo menos dos informes técnicos – en manos del municipio – el informe Hallcrow (2008) y otro del SEGEMAR (2012), que recomiendan firmemente la relocalización de las familias.
“Está certificado en los informes que eso se va a caer, se va a venir abajo, no hay otra. Esas familias tienen que salir de ahí. Hay que recuperar el área, hacer un plan de mitigación, cercar, reforestar y asegurar para la gente que está abajo”, aseguro Federico Koessler, presidente de la Junta Vecinal del Centro, en declaraciones a Radio San Martín.
Por su parte este asentamiento no tiene los servicios debidamente instalados, ya que extraen agua de un tanque de la Cooperativa de Agua ubicado sobre el barrio Julio Obeid y sacan electricidad de un transformador que alimenta la zona, que el EPEN ha debido reparar en varias oportunidades por no dar abasto. Mientras que personal de guardas ambientales se niegan a entrar al barrio por temor a las agresiones y la inseguridad.
“A diferencia de cualquier toma, el riesgo geológico es particularmente conocido a partir de que ahí arriba “era” un bosque protector, porque se han talado los árboles y se han hecho movimientos de tierra y eso está muy deteriorado”, explicó Koessler.
Según el dirigente barrial las tierras donde se emplaza Esperanza Arriba, pertenecen al lote 27 dentro de la Jurisdicción del Parque Nacional Lanín y propiedad de la comunidad mapuche Curruhuinca, “pero el municipio está en conocimiento de esto y queremos saber que se hizo en torno a esto.”
“Dios quiera que no haya un deslave, pero los informes técnicos dicen los contrario”, repitió Koessler.