La Selección Argentina sabe que tiene siete exámenes si se quiere recibir el domingo 13 de julio. El primero fue a rendirlo con más miedos que presión y entró al campo de juego sin confianza pero lo aprobó con lo justo. No le sobró nada y sufrió más de lo que todos imaginaban pero no por la jerarquía del rival si no por los errores propios. Quién no pensó que el gol en contra de Kolasinac, antes de los dos minutos de juego, abriría el partido, miente.
Los dirigidos por Sabella estaban perdidos en la cancha. Cinco defensores ocupaban más lugares de los que había para ocupar. Mientras Marcos Rojo y Ezequiel Garay dejaban recibir cómodos a los delanteros bosnios, Di María y Maxi Rodríguez jugaban un primer tiempo para el olvido. Fernández y Campagnaro llegaban tarde a las jugadas y el tan criticado Romero era el único que cumplía. Cada vez que Messi intentaba hilvanar una jugada tenía tres rivales encima, su primer tiempo fue muy flojo, se lo notó incómodo y molesto con la táctica. Le faltó compañía. La Argentina se fue al entretiempo ganando por la mínima diferencia.
El entrenador cambió la táctica y dejó en los vestuarios a Campagnaro y a Maxi Rodríguez para mandar a la cancha a Gago e Higuaín. Ambos fueron clave en el inconsciente del capitán argentino. Lionel es un jugador muy corporal. Cambió su forma de jugar cuando entró su socio, Fernando Gago. El 5 y el 10 son dos jugadores que se entienden a la perfección, que disfrutan jugar uno con el otro, que les gusta jugar a la pelota. Messi se sintió cómodo y esto hizo cambiar la forma de juego de todo su equipo. “A veces son errores míos”, dijo Alejandro Sabella con las pulsaciones al máximo apenas finalizó el partido. Supo cambiar a tiempo, se puso el buzo de líder cuando la situación ameritaba y no le importó quedar como ridículo al modificar los cinco defensores que imaginó que le traerían buen resultado. No le tembló el pulso y leyó el partido a tiempo. Cuando Mascherano le pidió al entrenador compañía en el mediocampo el partido estaba 2 a 0. Inmediatamente Bosnia descontó y en ese momento ingresó Biglia por Agüero. Argentina sufrió más de la cuenta pero logró su objetivo, la victoria en el debut mundialista.
Un párrafo aparte merece el gol del capitán argentino. Sumó su gol N°39 con la camiseta del conjunto nacional pero no fue un gol más. Fue un desahogo que le sirvió para mostrarle al mundo entero que está a la altura de lo que se viene, mostró la versión que todos queremos ver, como si en lugar de tener puesta la camiseta del conjunto nacional tuviese la del Barcelona. Lio hizo un gol del que nos tiene acostumbrados. No hay que olvidarse del gran pase de espaldas del “Pipita” Higuaín que sorprendió a la defensa bosnia.
Lo más importante era aprobar el primer examen, el resultado de la nota lo deberá analizar el cuerpo técnico. Sabella tendrá tiempo en la semana para corregir los errores pero hay que destacar que tuvo la grandeza de reconocer su error y cambiar a tiempo. La Selección Argentina dejó más dudas que certezas, eso es cierto, pero el Mundial es largo y los partidos hay que jugarlos. El mismo error dos veces no lo volverá a cometer. El segundo examen será contra Irán el sábado a las 13 horas y ahí la presión será diferente a la de anoche. Argentina tiene potencial para soñar pero Sabella deberá entender que hay rivales que este tipo de errores no lo perdonarán.
Por Martín Mosiewicki
@martinmosie