La Selección Argentina no pudo cumplir con el objetivo que llegó a Brasil y los alemanes levantaron su cuarta Copa del Mundo. (Por Martín Mosiewicki - especial para Smadiario).-

14 Jul 2014
    

Es muy difícil escribir desde la tristeza de saber que faltó muy poco para que el destino fuese otro. Saber que tanto Higuaín como Palacio tuvieron todo para quedar en la historia grande del fútbol mundial y no pudieron genera impotencia. Saber que ambos tuvieron la felicidad de millones de argentinos en sus pies y no supieron cómo definir genera bronca pero a la vez el hincha argentino está agradecido y sabe que ninguno de los jugadores se guardó nada y que jugar una Final del Mundo después de 24 años es un premio bien merecido.

Una de las principales diferencias entre ambos equipos la resumió el entrenador alemán, Joachim Low, al declarar: “es el resultado de diez años de trabajo”. El actual entrenador llegó al seleccionado teutón allá por el 2004 cuando su función era ser ayudante de Jurgen Klinsmann. Y dos años más tarde se puso el buzo de entrenador. Por este motivo desde hace años el conjunto europeo tiene una idea clara y ambiciosa de juego. En cambio el conjunto argentino buscó y encontró el equipo durante el mismo Mundial, llegó a Brasil jugando de una forma y con el correr de los partidos, ya sea por diferentes lesiones, rendimientos o los mismos rivales, cambió nombres y sistemas tácticos.

Los delanteros argentinos fallaron en jugadas clave, jugadas en las que si el objetivo es ser el mejor del mundo no se pueden fallar y Alemania no la desaprovechó. Sería ingrato echarle culpa a los delanteros porque el fútbol es un deporte de equipo. Pero sí, hay que resaltar que en el Mundial de Brasil pasó lo impensado. La defensa, que venía siendo cuestionada en todo el proceso de Sabella, tuvo mejor rendimiento que los mismos delanteros, entre ellos Agüero, Palacio e Higuaín. El planteo de Alejandro Sabella sirvió hasta el minuto 113 de juego. La defensa falló y Alemania no perdonó. Le tocó a Mario Gotze marcar el gol alemán pero cualquiera podría haber sido el encargado de terminar con la ilusión del un pueblo argentino que valoró el esfuerzo y sacrificio de cada jugador.

Los jugadores argentinos miraron la gloria de reojo, se fueron de Brasil con la consciencia tranquila de haberse brindado al máximo y de haber representado al país de la mejor forma. Más no pudieron hacer y Alemania es un justo campeón. De ninguna manera no haber podido levantar la copa es una frustración y con el correr de los años este segundo puesto tendrá otro gusto, se lo valorará de otra forma. La selección logró pasar de depender de los cuatro fantásticos a depender de once jugadores que dejaron todo en cada jugada, en cada partido. La Selección Argentina murió de pie.


@martinmosie