Con el verano instalado en San Martín de los Andes, nada mejor que salir a disfrutar de la naturaleza al aire libre. Pero a veces tiene sus consecuencias. Desde mosquitos, tábanos, chaquetas amarillas hasta roedores pueden arruinarnos la jornada.

16 Ene 2013
    

“Para cualquier picadura siempre depende de la respuesta de la persona”, comienza diciendo María Fernanda Hadad, jefa de epidemiología de la zona sanitaria IV, que recomienda para los insectos más conocidos como mosquitos, tábanos, etc. el tradicional repelente.

Ahora hablando de las chaquetas amarillas la cosa cambia, siempre manteniendo la premisa inicial, “hay personas que la picadura de la chaqueta amarilla no le produce nada y hay otras a las que les produce reacciones inflamatorias y alérgicas grandes.”

Lo primero que recomienda la Licenciada Hadad al momento de sentir que uno ha sido picado es colocarse agua o hielo (siempre cubierto con una tela) buscando un resultado antiinflamatorio y producir una vaso constricción para evitar que cualquier sustancia se distribuya.

Para aquellas personas que ven que la zona donde pico el insecto comienza a inflamarse en demasía o aparecen una ampollitas, lo ideal es consultar al especialista, ya que podría tratarse de una alergia que merecería tratamiento profesional.

Otro de los “bichos” que meten miedo, ya solo de nombrarlos son los alacranes. Sobre ellos Hadad explica que los alacranes de la Patagonia no son venenosos, “no producen veneno mortal como sí los del norte del país; aquí te pueden producir una picadura pequeña o una dolorosa con mucho ardor.”

Esta lista la engrosan los arácnidos, puntualmente la “viuda negra”, que si existen en la zona, que si bien no suele picar mucho, de ser víctima de ella hay que dirigirse al médico a la brevedad. “Es muy fácil de identificar porque es una araña chiquita, negra y tiene como un lunar rojo en la parte de abajo, y lo que puede producir son contracturas musculares muy intensas que producen dolor”, advierte la especialista, al tiempo que dice los síntomas suelen producirse en la zona abdominal o en los miembros y puede producirse hasta un día después de ser picado.

Sobre los roedores, hay que tener principal atención en el ratón colilargo que ya sabemos puede trasmitir el virus del hanta, a pesar de que la estadística indique que 5 de cada 100 ratones tienen están infectados.

Los ratones enfermos con el hantavirus distribuyen la enfermedad en todas sus secreciones, pis, caca, saliva, “entonces donde haya habido un ratón que haya dejado restos, y nosotros entramos a un lugar sin haberlo ventilado previamente, podemos contraer el virus por vía respiratoria. Hay que ventilar el lugar por lo menos durante una hora y después el que entra debe hacer un lavado con lavandina al 10% y con barbijo.”

Los síntomas son fiebre muy intensa, dificultad para respirar y dolores muy intensos en los músculos grandes del cuerpo, para la cual hay que ir urgente al médico.

 Por último la licenciada Hadad menciona el cuidado respecto del agua. “Hay que usar siempre agua segura (en botella, hervida o con 2 gotas de lavandina por litro). Ves que el agua está cristalina o de vertiente, y puede tener bacterias, produciendo problemas estomacales como diarreas.

Y finalmente el lavado de manos con abundante agua y jabón es fundamental.