Carlos Natalio Sapag se casó con María Eugenia Crexell, con quien formó una familia y quien fue su compañera leal por más de 50 años.
Padre de tres hijos -Santiago, Georgina y Ezequiel - y abuelo de ocho nietos - Sofía, Agustín, Josefina, Elías, Willy, Guillermina, Francisca y Carola.
Nuno era el mayor de sus hermanos: Roberto, Felipe Rodolfo “Pipe”, Luz María, Elías Alberto “Gringo”, Jorge Augusto y Alma “Chani”; y fue el primero de esta nueva generación de los nietos de Canaan y Nazira y como tal, fue pionero con toda su significación.
Su infancia transcurrió entre Cutral Có, Zapala y Aguada Cortaderas, junto a sus padres, a sus tíos Amado y Esmeralda y a su abuela Carmen quien era maestra rural en este último paraje.
Con nueve años dejó Zapala e inició sus estudios como alumno pupilo en el Colegio Ward de Ramos Mejía, provincia de Buenos Aires. Allí lo recibieron hogares que él recordaba con mucho afecto: el de su tía Almaya (“Tía Negra”) y el de su tía abuela Salvadora. En aquel colegio se recibió como mejor alumno, mejor compañero y mejor deportista a los diecisiete años.
Una vez casado se fue a vivir a Chos Malal y luego a Zapala. También vivió en Codihue cerca de Las Lajas, en el campo San Carlos.
Entre sus actividades empresariales se destacan su desempeño en la actividad ganadera, construcción civil, vial y minera.
En la década del ´60, comenzó su actividad como empresario vial con la empresa CN Sapag, una firma líder en su rubro que ha desarrollado obras en diversos puntos del país, pero principalmente en Neuquén, Río Negro y La Pampa.
El 4 de junio de 1961 asistió al acto fundacional del Movimiento Popular Neuquino, acompañando a su padre, Elías; partido del cual años más tarde fue convencional.
Carlos Natalio Sapag era una persona capaz y preparada para crear con ingenio y para resolver conflictos y dificultades. Era un permanente generador de iniciativas y un emprendedor. Le tocó batallar con sus organizaciones empresariales todas las crisis económicas nacionales de los últimos 50 años. En sus emprendimientos trabajan y trabajaron cientos de neuquinos.
Fue un batallador incansable. Tenía la estampa de un espartano a quien los años no le restaron su fuerza, su iniciativa y su ímpetu.
En su juventud fue boxeador amateur, actividad en la que aprendió de su entrenador en el Club Universitario Buenos Aires (CUBA), un consejo que tuvo que aplicar tantas veces hasta su último minuto de vida: “Pararse en el medio del ring, con la mirada al frente, la guardia en alto y pegando duro”.
Carlos Natalio Sapag enfrentó su enfermedad con la misma hidalguía y fortaleza que lo caracterizó en todas las acciones de su vida. Se despidió con una gran tranquilidad espiritual, como él mismo dijo horas antes de partir: “Estoy en paz, listo para subir a la barca y cruzar el rio, cuando Jesús lo disponga”.
Era 12 años mayor que el actual gobernador de la provincia, Jorge Sapag para quien, su hermano, era un referente de consulta permanente.
“Nuno fue quien me enseñó a nadar, a ensillar un caballo, a organizar un campamento, con quien compartí la afición por la pesca, y una infancia y adolescencia llena de anécdotas y vivencias”, contó Sapag.
“No solo pierdo a mi querido hermano, sino también a un consejero en los momentos difíciles, un hombre que me ayudo, como hermano y militante, a desarrollar toda mi carrera política y al que veía como un ejemplo de fortaleza y temperamento, un hombre al que “no lo arreaba ningún viento”, concluyó Jorge Sapag.