Uno de los esquiadores del video las trajo en avioneta al cumplir la probation dispuesta por la justicia.

18 Oct 2020
    

Daniela Freire vivió una odisea que jamás olvidará. Pasó siete meses varada en Chile junto a su mamá, sin dinero ni abrigo y sin poder ver a sus hijos. Uno de los esquiadores del video de Chapelco las trajo hoy a casa, para evitar la causa penal. Al aterrizar, les detectaron fiebre y se las llevaron en ambulancia, pero resultó ser una falsa alarma. Tras una jornada de muchos nervios y contramarchas, esta noche al fin lograron abrazarse con los suyos.

Daniela y su madre, Ruth Freire, viajaron en marzo a Panguipulli para asistir al velorio de la abuela. Dos días después cerraron las fronteras y quedaron inmersas en una pesadilla, sin dinero para subsistir y separadas del resto de la familia que quedó en San Martín de los Andes.

Por esas cosas del destino, el polémico video de los esquiadores que se reían de la cuarentena en Chapelco les abrió una puerta. Uno de los imputados las trajo esta tarde en avioneta, como parte del acuerdo para evitar una causa penal. El regreso fue accidentado porque, al aterrizar en San Martín de los Andes, el termómetro infrarrojo dio que Daniela tenía fiebre. Las llevaron a ambas en ambulancia al hospital y allí se constató, con tres pruebas seguidas, que la medición fue errónea.

Después de un trajín que comenzó al mediodía y terminó entrada la noche, las dos regresaron a sus casas. “Estoy feliz, emocionadísima, ya no importa nada, estoy de nuevo acá”, confió Daniela casi entre lágrimas.

Comentó que, en San Martín de los Andes, la esperaban sus hijos veinteañeros y las dos más pequeñas, que soportaron más de medio año sin su mamá. “En casa somos muchos, están los tuyos, los míos y los nuestros y mis nenas más chiquitas, que una cumplió 15 y me perdí su cumple y la otra cumplió 10 y también me lo perdí”, recordó con impotencia.

En marzo, al confirmar que no las dejaban volver, ellas recurrieron al gobierno chileno sin respuesta. También fueron al consulado argentino en Puerto Montt y la hicieron llenar un formulario, pero después no aparecieron en las listas de repatriados. Por eso, cuando días atrás les avisaron que volvían a casa, pensaron que era una broma.

“Me llamó este señor, Horacio, un día a la tarde, para comentarme que estaba dispuesto a venirnos a buscar y me sorprendí, porque tantas veces nos dijeron que nos íbamos y después que no, que ya no creía en nada”, contó Daniela.

Recién aceptó que iba en serio cuando vio que la nombraban en los diarios. Señaló que leyó la historia del video de los esquiadores “y cuando salió la nota donde decían de las dos mujeres que iban a repatriar, empezamos a creer un poquito más”.

Los últimos días fueron de muchos nervios y ansiedad, con sus hijos llamando a cada rato para ver si tenían novedades. Al fin, este viernes, las trajeron a ambas en avioneta junto a otra mujer, que también estaba varada.

Daniela tiene 38 años, pero sufre de enfermedades crónicas que la convierten en grupo de riesgo del Covid. Su mamá, con 64 años y problemas de presión, también corre peligro. Por eso, en Chile, casi no se movieron de la casa del tío que las alojó.

“En Panguipulli, había cuarentena y no conocíamos a nadie, así que pasábamos las 24 horas del día encerradas en un sillón, mirando la televisión porque no sabíamos hacer otra cosa”, relató.

Afirmó que los siete meses en Chile fueron “de terror” porque no tenían dinero y sus familiares organizaban bingos virtuales para ayudarlas. Al llegar el invierno, añadió, “mis parientes de Panguipulli nos tuvieron que regalar ropa para abrigarnos”.

Indicó que, pese a la desventura, lo que pasó le dejó un aprendizaje, “porque se armó un grupo de varados de la Patagonia donde quedan 500 personas todavía y nos unimos mucho, nos conteníamos unos a otros, hubo llantos e impotencia, y de Chile me voy a llevar la experiencia de cosas que viví que jamás imaginé que iba a pasar”.

Explicó que no veía la hora de estar en casa y que tiene muchas ganas de conversar con todos los seres queridos que tanto extrañó, “pero habrá que esperar un poco más, porque todavía tengo que hacer los 15 días de cuarentena”.

Daniela aclaró que pensó mucho en el día del regreso, "pero no tengo muchos planes al volver a San Martín; sólo disfrutar de mi casa, mirarla bien y descubrir si esto es verdad o es un sueño, porque no puedo creer todavía que al fin volví”.