Más de medio centenar de personas marcharon caminando -y otras tantas en vehículo- por la Avenida San Martín, pidiendo justicia en el caso Ancatel. Lo hicieron acompañando a Verónica Morales y a Juan Castillo, los padres de la víctima. Detrás de la gente, una innumerable cantidad de vecinos marcharon en sus automóviles acompañando los aplausos al compás de sus bocinas. También participó la familia Aigo.

25 Sep 2014
    

Fue pasadas las siete de la tarde, cuando un grupo de unas 50 personas decidió comenzar a caminar debajo de la lluvia –que luego se convirtió en nieve- y empezar a recorrer las cuadras céntricas de la calle San Martín, al rítmo del tradicional pedido de Justicia de los días miércoles.

Fue la marcha número 38, “la última”, según expresó Verónica Morales.

Con lágrimas en su rostro, la mujer que encabezó desde aquel 2 de marzo cuando se enteraba de la situación que le había tocado vivir a su hija con un delincuente –Matías Ancatel- agradeció a todos los que se sumaron a este último grito en las calles y saludó uno por uno a los automóviles que marcharon a “paso de hombre” por la avenida.

Luego, junto a su marido, ya refugiados de la nieve debajo del “techito” de uno de los comercios de la esquina de San Martín y Pérez, ratificaron que seguirán peleando para que se haga Justicia.

La marcha contó con la participación de integrantes de la familia Aigo, que se acercaron desde Junín de los Andes y marcharon junto a los vecinos de San Martín. Aldo Aigo y Graciela Soto –viuda del policí asesinado- acompañaron a la familia Castillo en esta ocasión.

Ni la lluvia, ni la nieve, impidieron que los vecinos ayer expresen su indignación. En paz, sin violencia; como en las 37 veces anteriores. Pero ahora con un poco más de bronca interior, sabiendo que Matías Ancatel, hoy está en libertad.