Este jueves se puso en marcha el relevamiento en el barrio Kaleuche Bajo, una de las zonas seleccionadas para una prueba piloto destinada a disminuir el riesgo de incendios de interfaz en la ciudad. El operativo es parte del “Proyecto Interfaz Resiliente” y apunta a fortalecer la prevención mediante la participación activa de las juntas vecinales y el trabajo coordinado entre organismos.
Las tareas, que comenzaron con las primeras 30 manzanas y se extenderán a todo el barrio, estuvieron a cargo de personal técnico de Bomberos Voluntarios, el Sistema Provincial de Manejo del Fuego, el equipo ICE del Parque Nacional Lanín, Protección Civil local y la Secretaría de Emergencias y Gestión de Riesgos de Neuquén. La Subsecretaría de Juntas Vecinales coordinó las acciones junto a vecinos y vecinas del sector.
El relevamiento se realiza desde la vía pública, sin ingresar a los domicilios. Previamente, los residentes reciben un formulario para reunir datos sociales y comunitarios, con el objetivo de incorporarlos a la planificación y manejo de emergencias.
En etapas posteriores, el plan se replicará en Los Radales/Covisal, Kaleuche Alto y Los Riscos (incluyendo Handel y Rapanui), áreas catalogadas como de alto riesgo.
La propuesta busca reforzar la conciencia sobre los peligros de habitar zonas expuestas a incendios, promoviendo prácticas que reduzcan la vulnerabilidad. En San Martín de los Andes, casi el 90% de los barrios presenta algún nivel de riesgo de incendios de interfaz.
El “Proyecto Interfaz Resiliente” contempla la conformación de equipos multisectoriales para abordar la problemática desde la prevención y preparación, con acciones como capacitación comunitaria, mapeo participativo de riesgos, planes de evacuación, campañas educativas, construcción de cortafuegos e infraestructura para combate y evacuación. También incluye la evaluación de tiempos de respuesta de los organismos y la validación de información junto a vecinos e instituciones.
Según remarcaron los organizadores, la experiencia internacional demuestra que el riesgo disminuye significativamente en comunidades organizadas y activas en la gestión de emergencias.