El Doctor Ricardo Alonso siempre trabajó en terapia intensiva, pero si alguien le hubiera consultado, seis años atrás, si se hubiera imaginado que su paciente más desafiante no sería un vecino, ni dos, ni tres, ni cuatro, sino entera Villa la Angostura, quizá no lo hubiera creído, pero así fue.
Recordado como el Intendente que llevó en alto la bandera de la lucha más agotadora de la vecina localidad, Alonso fue el hombre de las decisiones difíciles. El que ordenó aguantar y que, con la mente fría, trazó el mapa de la supervivencia de la Villa, minutos después de la erupción del Volcán Puyehue, aquel 4 de junio de 2011.
“Lo que nos sorprendió fue algo desconocido, inmanejable e imprevisible”, comienza a relatar, en una entrevista al aire de Radio Fun: “Al darnos cuenta que lo que estaba pasando nos sobrepasaba, podíamos pelear o rendirnos… Y decidimos pelear”.
Alonso no trastabilla al recordar que los primeros cuatro días fueron terribles, ni que lloró tres veces durante esas fatídicas semanas que se hicieron meses, ni al decir que perdió dos muelas de su dentadura perfecta, cuando cada noche se acostaba a masticar soluciones, entre miedos propios y ajenos.
Fue en esos cuatro días que tuvo que tomar, como autoridad máxima del pueblo, la primera decisión: No evacuar. “Me tocó a mí definirlo, analizando que era más riesgoso salir de la ciudad, con el lago imposible, la ruta con medio metro de arena, que quedarse”.
El Doctor analizó los factores que facilitaron que Angostura tuviera un funcionamiento perfecto frente a la catástrofe, contabilizando cero víctimas fatales: “Un año antes, en Mendoza, había asistido a un Congreso de Emergencia Social, analizando todas las cosas que nos podían pasar, desde la delincuencia hasta un suceso natural. Lo que aconsejaba ese evento era que los Municipios tuvieran una Secretaría de Seguridad. Así fue que la creé. Tenía que tener reuniones semanales, quincenales, con todas las fuerzas de representación, Gendarmería, Policía, Bomberos, Parques. Cuando nos tocó esto, fue una maravilla cómo las instituciones que teníamos en la Villa ya se conocían, se sabía qué pasaba, sabían trabajar en grupo y funcionaron unificadas para enfrentar el problema”.
Alonso recuerda que “se fundó una radio, que la manejábamos desde el centro de operaciones”, de vital importancia para “tranquilizar a la gente” y, sin dudar, asegura que la decisión fundamental que tomó, tuvo que ver con militarizar la Villa: “Pedir ayuda al Ejército fue lo que nos dio ese orden y esa disciplina para poder enfrentar esto. Nos programaron una reunión a las 9 y 19 cada día, y cada doce horas se evaluaba la situación. También fue el Ejército que fundó una oficina de meteorología, porque teníamos micro tormentas que no aparecían en ningún servicio nacional”.
La unión que hace la fuerza
“La unión de las fuerzas locales nos fue dando la fuerza para resistir”, arrojó, enumerando los pilares de la supervivencia Angosturense, destacando otra de sus decisiones: “No quise que interviniera la política, por lo cual automáticamente anulé toda acción partidaria sobre esto”.
“La gente confió y se quedaba en su casa”, relata el ex Intendente: “Estábamos sin luz, sin agua, caían piedras en los techos de chapa de las casas. Los que tenían los recursos, aproximadamente dos mil personas, se fueron apenas ocurrió, pero después de las 48 horas, era imposible”.
Alonso destaca con orgullo que “lo que asombraba a la prensa mundial era que no habíamos tenido ni un solo muerto en las condiciones que estábamos”, detallando que Villa la Angostura, ese 4 de junio, entró al ránking de catástrofes mundiales en el número 16.
Al hablar sobre la ayuda que llegó luego de esos cuatro días, el Doctor manifestó que fue en el ex Gobernador, Jorge Sapag, en función en 2011, quien “se portó maravillosamente”, y comentó: “Se puso esto al hombro, nos une una amistad y concordancia en cuanto a cómo pensamos, ahí sentí verdaderamente el apoyo”.
Fue a partir del día 5, “con la llegada de militares y demás organismos, que todo fue tomando forma”, continúa el ex intendente, detallando también que fue el Gobierno Provincial de aquel entonces el que puso a disposición distintos programas de turismo y ordenó la realización del evento del 9 de julio en Villa la Angostura, para devolverle, golpe a golpe, el pulso escondido bajo la ceniza. “Fue la primera vez en la provincia que todo el gabinete tuvo que ser trasladado. El día del desfile fue emocionante y te destrozaba a la vez”.
El proceso de recuperación se demoró cuatro meses, perdiendo por completo la temporada de invierno de ese año: “Tenías una Villa que era siempre verde, tapada por un metro de arena. No sabíamos cuándo íbamos a recuperarla, ni cuándo terminaba el volcán, pero cuando entregué la Intendencia en diciembre, la ciudad ya estaba limpia. Habíamos puesto un sistema de drenaje de arena a través de camiones y máquinas que hizo que el pueblo estuviera limpio. Faltaba la recuperación económica, en la que colaboró enormemente provincia a través de distintos organismos que otorgaron ayuda mediante créditos blandos”, precisó.
Trazando líneas paralelas, el Doctor no duda en afirmar: “Toda mi vida hice terapia intensiva, por lo tanto mientras más angustiado estoy, más tranquilo me pongo. Sabía que tenía que enfrentarlo, mantener la calma. Funcionó todo bien porque había una cabeza ordenada”.
Tras finalizar su Intendencia por el partido Unión Vecinal Angostura Comunal, en una gestión en la que, recuerda, “me rebajé sueldo a la mitad con un decreto, hice el edificio del Deliberante, la Carta Magna de la Villa, me incendiaron el municipio por estar firme con el tema indígena, hice todo lo que tenía que hacer”, Alonso volvió a trabajo. También, dice, “porque es lo que tenía que hacer”, sugiriendo además que “todos los funcionarios debieran hacerlo al finalizar sus gestiones”.
En Villa la Angostura, el 4 de junio fue designado Día Provincial del Voluntariado y la Solidaridad, homenajeando de alguna sencilla y eterna manera el esfuerzo de todos sus vecinos e instituciones, trabajando en equipo, para ponerse de pie tras la erupción. Es difícil cuantificar los logros en medio de las adversidades, pero Alonso concluye sin dudarlo, sintetizando el secreto del éxito: “Fue la gente, junta, la que hizo que se recuperara todo”.