Sebastián Brollo, de la organización de pescadores, señaló que se declaran ambientalistas y alertó sobre la gravedad de la presencia de la especie en los ríos neuquinos, ya que no solo afecta a su actividad sino al turismo. En el mismo sentido, consideró que los puestos de control establecidos en cursos de agua son escasos y aclaró que existen métodos efectivos para su contención, pero ninguno como la concientización de pescadores y población en general.
Por su parte, Raúl Farizan, de la misma entidad, explicó que aún no se pudieron establecer las condiciones por las cuales se presenta o se ausenta el alga, al tiempo que alertó sobre el transporte de la especie en ropa o calzado y reclamó por controles a la salida de accesos a ríos y lagos públicos. Farizan también indicó que el alga no ha llegado a los ríos del norte neuquino, pero señaló la peligrosidad de su expansión debido al bajo y cambiante caudal en dichos lugares.
En tanto, Pablo Hualde -CEAN- recordó que el afloramiento del alga comenzó en Nueva Zelanda y Chile en 2010, para luego detectarse en noviembre de 2011 en los ríos Collón Curá y Chimehuín. El especialista relató que se realizan monitoreos desde hace 2 años y, a pesar de haber cercos de zona con puestos de control en Chubut y Neuquén, no se ha logrado su dispersión. Hualde también indicó que resulta importante el aporte de recientes convenios firmados por el CEAN con el CONICET, universidades y entidades pares de la patagonia para luchar contra el organismo.
Por otro lado, Pablo Moreno del CEAN pidió paciencia dado que el análisis del comportamiento del organismo se hace a lo largo del año y se podría extender por años, en vista de la condición ideal de los cursos de agua neuquinos para su expansión. El experto remarcó que no se estableció una cadena determinada de alga aún y resaltó la importancia de la campaña de concientización en este caso, en función de la presencia de enfermedades de peces en Chile más peligrosas que la Didymosphenia.