La combinación de una suba sostenida de los costos en pesos y un tipo de cambio prácticamente anclado en torno a los 4 pesos se convirtió en la mayor amenaza para el vino argentino al exterior.

18 Abr 2011
    

Más allá de la competencia chilena y del crecimiento de las exportaciones a mercados como el nortemaericano para las bodegas argentinas hoy la mayor preocupación pasa por la pérdida de competitividad en dólares a la hora de salir a conquistar nuevos clientes en el exterior.

 

"Nuestros costos en dólares suben constantemente y no los podemos trasladar a los precios que tenemos en el exterior, especialmente en el actual contexto en el que sobra el vino por los problemas que enfrentan países como España o Portugal, es decir, se está perdiendo todo el esfuerzo que hicimos las bodegas durante muchos años para hacer crecer las exportaciones del sector", explicó el CEO de Bodegas Norton, Michael Halstrick.

 

El empresario bodeguero destacó que hoy Norton, al igual que la mayoría de las bodegas argentinas, está trabajando prácticamente al límite en materia de rentabilidad a la hora de vender sus vinos en el exterior. "Para recuperar la competitividad el tipo de cambio se tendía que ajustar, pero lo realmente importante es frenar la inflación para evitar que se sigan disparando los costos", precisó el dueño de Norton.

 

Halstrick advirtió que de continuar deteriorándose el tipo de cambio real se podría frenar el fuerte crecimiento que acumulan en las últimas dos décadas las exportaciones de vino argentino, que cerraron 2010 con ventas por US$ 864,5 millones y un crecimiento interanual del 12 por ciento.

 

"Las exportaciones de vino no van a cambiar la tendencia de la balanza comercial de la Argentina y su aporte frente a la soja sigue siendo muy pequeño en dólares. Sin embargo, se trata de un producto que juega un papel clave para afianzar la imagen del país en el exterior.