Boris tiene 16 años, es de San Martín de los Andes. Pero desde hace dos días vive en Roca, Río Negro. Fue becado por 2 años para estudiar la carrera de profesor de danzas clásicas y contemporáneas en el Instituto Universitario de las Artes en General roca, y además será integrante del ballet de Río Negro.

22 Feb 2012
    

Estudia danzas clásicas desde los 10 años y su esfuerzo tuvo recompensa. Ya instalado en su nuevo lugar de vida y estudio, Boris se está preparando para empezar esta nueva etapa en su carrera de bailarín.

Casi de casualidad, se anotó en la escuela de danzas clásicas de Andrea Iocca por curiosidad, cuando la Municipalidad daba becas para escuelas públicas. “Yo iba a la escuela 86 y no sabía lo que era el ballet, así que me anoté…” cuenta Boris sobre sus inicios.

Tuvo que aguantarse las cargadas de sus compañeros de escuela primaria  “porque piensan que el ballet es el tutu, las puntas y las chicas; y aguantando las burlas pude llegar hasta acá”, cuenta orgulloso.

En su escuela de danzas en San Martín de los Andes continuó con sus estudios, en el 2010 se hizo acreedor de un beca en Buenos Aires en la que perfeccionó su técnica por tres semanas y en diciembre pasado a través de facebook se enteró que el ballet de Río Negro estaba audicionando vacantes para hombres, a este respecto cuenta Boris: “mande un mensaje preguntando la posibilidad de entrar, y me dijeron que era para hombres de 18 a 30 años, así que lo dejé. Pero antes del 3 de diciembre me llamaron para que vaya. Esta fue mi primera audición, así que entré 9 y 20, y 10 menos 10, me dijeron que ya estaba elegido.”

Por lo que Boris ya este año cursará su 5º año de secundaria y paralelamente ingresará al profesorado de bailarín y a su vez bailará en la compañía de ballet de Río Negro.

Con mucha humildad y ya viviendo una experiencia de vida muy especial, Boris recuerda permanentemente a su familia, a su profe de danza y a sus compañeros del CPEM 57, que fueron en los distintos ámbitos quienes lo apoyaron a seguir con su sueño de bailar, y destaca la insistencia de su padre para que no dejara de asistir a sus clases, que como se puede ver comienza a tener sus frutos.

Sobre su máxima aspiración dentro del ballet Boris expresa que “me encantaría ir a un ballet en Europa para seguir practicando”.

Por lo que Boris se convierte en un nuevo ejemplo de perseverancia, de esfuerzo y en una aplanadora de prejuicios, no sólo por lo que representa el ballet en la mayoría de las personas, sino también en el hecho de que si algo te gusta, hay que apuntar todas las ganas en esa dirección. Siempre surge algo bueno de todo eso.