Una historia, un legado, un acto de amor y dos hermanos siguiendo los pasos de su padre.

17 Oct 2020
    

Sergio David y Norberto son hijos de Ángel Fernández, un vecino de nuestra ciudad que lamentablemente falleció tiempo atrás, y que año tras año, antes del Día de la Madre, pintaba el monumento que se encuentra fuera del Museo Primeros Pobladores, en el que una mujer sostiene en brazos a su pequeño bebé.

Se trata nada más y nada menos que del Monumento a las Madres, una obra que había sido vandalizada, y que es, como lo indica su placa, un “símbolo de amor”, instalada en el año 1963, como un Homenaje del personal del Escuadrón 33 de Gendarmería Nacional al pueblo de San Martín de los Andes.

Ángel se había cargado esta responsabilidad porque así lo sentía, tal como expresó su hija Miriam a través de las redes sociales en un conmovedor mensaje de agradecimiento hacia sus hermanos: “Él quiso devolverle un poquito a esta ciudad que adoptó. Y lo hizo con pequeños gestos que para nosotros, como sus hijos, eran enormes por lo que nos enseñaba. Siempre agradecido de quienes en algún momento nos dieron una mano”.

Así fue que este vecino, compadre de Luz Sapag, también pintó el cartel de la esquina del Hospital Ramón Carrillo e incluso el del Municipio de nuestra ciudad, dibujando letra por letra.

Pero el Monumento a las Madres era para Ángel el más especial. ¿Por qué pintado de rosa? Para simbolizar la lucha de miles de Mujeres contra el cáncer de mama. Y por eso sus hijos, en un sentido gesto de homenaje y agradecimiento, lo restauraron en un acto cargado de sentimientos, nostalgia y amor al prójimo.

La iniciativa contó con la colaboración de Sergio Vivanco, parte del equipo de Desarrollo Social del Municipio, quien realizó la compra de los materiales, y de Ramón León, a cargo de la Radio Municipal, quien convocó a los hermanos a realizar esta solidaria acción.

“Orgullosa de ustedes mis hermanos”, expresó Miriam: “Sé que desde el cielo hoy el viejo está feliz, y pensando ´algo bien habré hecho´”. Y sin duda alguna, así fue.