El gobierno de Japón prohibió la distribución de algunos alimentos procedentes de Fukushima y tres provincias colindantes, tras detectar que están contaminados por la radiación procedente de la planta nuclear dañada por el devastador terremoto que azotó el país asiático.
Por su parte la Organización Mundial de la Salud (OMS) calificó de "grave" la contaminación radioactiva de alimentos en Japón, indicando que “el problema es mucho más serio de lo que todos pensaban en un primer momento, cuando se creía que este tipo de problema estaba limitado a 20 o 30 kilómetros de la central".
Mientras tanto, en la central atómica de Fukushima I continúan sin tregua los esfuerzos para controlar la temperatura de sus reactores, la radiactividad en la zona se ha extendido a algunos alimentos como la leche, las espinacas o una verdura local similar conocida como "kakina".
Como medida de precaución se restringió ayer la distribución de leche, espinacas procedente de Fukushima, mientras que en las provincias vecinas de Ibaraki, Gunma y Tochigi se limitó la venta de espinacas.
Los controles han detectado la existencia de sustancias radiactivas en el agua de nueve provincias, incluida Tokio, la capital, aunque también en este caso las autoridades insisten en que los niveles están muy por debajo de los límites y no representan peligro. La única excepción se da en la propia provincia de Fukushima, donde las autoridades recomiendan no beber agua corriente.