Realizarán un trabajo conjunto entre la Municipalidad, la Zona Sanitaria IV y el Municipio para determinar si la proximidad al relleno sanitario afecta la salud de las personas. El proyecto fue presentado a los vecinos de los barrios aledaños.

04 Dic 2012
    

La preocupación manifestada por el vecino Roberto Pfister en la banca del vecino sobre la apertura de la quinta celda en el relleno sanitario, alertó a los vecinos de los barrios aledaños sobre la posibilidad de que la cercanía de estos pudiera estar generando efectos en la salud.

Ante el insistente pedido de los vecinos de Cordones del Chapelco, desde la Municipalidad, junto con el hospital Ramón Carrillo y la zona sanitaria IV con asiento en la ciudad presentaron un proyecto, a los interesados, sobre el monitoreo de diferentes aspectos y variables que puedan afectar la salud de las personas que residen cerca del basural.

“Es un trabajo que vamos a realizar para tratar de determinar si existen algún tipo de posibles exposiciones negativas a la salud de las personas que puedan estar originadas en el relleno sanitario, la idea fue presentárselo a los vecinos para conocer las perspectivas y la percepción que ellos tienen del basural”, explicó Claudio Brussoni, coordinador de salud ambiental de la zona sanitaria IV.

El trabajo, a mediano plazo, pretende analizar las distintas vías por medio de la cual los vecinos se encontrarían expuestos a posibles afectaciones de la salud; el aire y el agua. “Les contamos a los vecinos que, a partir de la salita de hospital, se va a monitorear algunas enfermedades que puedan estar relacionadas con los productos del relleno (aire y agua)”, agrega Brussoni.

Para el monitoreo del aire – el funcionario explicó – que se colocarían sensores cerca de las viviendas que registrarán el estado del aire que se respira; respecto del agua se realizarán los análisis que con rigor se realizan desde el organismo de control, con resultados dentro de los valores de referencia, no presentando ningún riesgo para las personas.

Además incluye el monitoreo permanente de las napas subterráneas, que permiten registrar la potabilidad de las aguas analizadas. Se monitorean los gases emitidos por las chimeneas y está previsto realizar pruebas regulares sobre la calidad del aire. También se monitorea el relleno sanitario, verificándose el estado de estanqueidad de las celdas. A estos análisis se suman los correspondientes estudios de los líquidos generados en las celdas de relleno, conocidos como lixiviados.