Funcionarios nacionales, provinciales y municipales fueron de la partida. En el VIP se disfrutaban cosas ricas y se ofrecía un tentador choripan de los amigos de Torino. Alegría por doquier, sobre todo en los secretarios, subsecretarios y hasta el mismísimo intendente municipal no pudo ni quiso disimular ni un segundo.
Todo comenzó con la Tarde de las Artes, mucha gente y mucho arte. Las propuestas locales estrenaron un increible escenario armado por la unidad del Bicentenario de la Nación, diez puntos.
La fiesta estuvo muy bien organizada y eso se notaba en la tranquilidad de todos los que componían el backstage. Victor Heredia, sentado sereno esperando su turno. Jauregui, un conductor con muchas ganas de hacer pasarla bien al público y llegó el momento de convocarlo al escenario. El cantautor repasó su repertorio de muchos añós, recordó a Mercedes Sosa y hasta compartió sus canciones acompañadas con videos que ilustraban las palabras junto a la música.
Luego fue el turno de La Mosca, la fiesta fue inévitable, y el calor subía a cada minuto a pesar de que la temperatura bajaba. El recital del "pelado" Novelis terminó tan arriba que la última canción la interpretó acompañado por la fuerza de la Fanfarria el Hinojal en el escenario. Allí llegó el turno a los hombres del RCM4 de hacer por su parte, lo que mejor les sale. Emocionarnos con el Himno Nacional Argentino y sellar ese instante único con una Marcha de San Lorenzo, como nos tienen acostumbrados a interpretar.
De inmediato fueron los fuegos artificiales los que hicieron correr la mirada del escenario para dirigirla hacia otro espacio. Al final de la playa, detrás de la trampa de peces y todos mirando hacia arriba, justo donde se nos terminaba el cerro y empezaba la magia. Diez minutos de show, muchos colores, fuertes explosiones, expresiones de asombro constante y miles de flashes que acompañaban la coreografía de pólvora.
Las expresiones de agrado de lo que se vivía durante la noche, se vieron claramente plasmadas en los aplausos de pie del gobernador Jorge Sapag, los bailes de concejales y ministros provinciales, los gestos de alegría de Estela de Carloto y la emoción en los ojos de Juan Carlos Fernández y su mujer Carmen Manson.
Se habló de 25.000, más o menos, un número dificil de contabilizar pero no imposible de que fuera realidad. La gente abundó, estaba instalada, aplaudiendo, bailando, mirando atentos o caminando, en cada lugar de la playa y costanera donde uno podía mirar, y la cola seguía, la ruta de los 7 lagos brillaba por las luces de los autos que desde allí aguardaban los fuegos y esa gran cantidad de vecinos y turistas también se pudo observar a la hora del lento "desconcentrar".