Por Sabrina Mingrone

15 May 2011
    

Cuando uno termina una relación sentimental con un amor, se atravieza una etapa muy difícil, pero no es imposible superarla y salir fortalecido de esta.

Extrañar significa sentirnos extraños sin ese otro,  pero al fin esa  sensación se encuentra y  genera en nuestros miedos, por lo cual también  se desvanecerá en nosotros llegado el momento en que estemos listos.
Este es un duelo que a veces postergamos por un tiempo, si la separación fue muy dolorosa y el rencor nos invade, decimos sentirnos bien, que “es mejor así”, pero este aparente bienestar aún no es real, sino un mecanismo de defensa que utiliza nuestra mente para negar aquello que nos hizo mal, hacer de cuenta que no nos paso nada para no tener que enfrentarnos
con esa verdad, que nos haría recapacitar acerca de nuestra responsabilidad también en el fracaso de esa relación.

Luego con las cosas más calmas y nuestros sentimientos estabilizados empieza el verdadero proceso de duelo, del cual podremos salir fortalecidos espiritualmente.
Tenemos que darle a ese sentimiento de angustia un espacio para desarrollarse, sin reprimirla, de este modo  la salida de esta experiencia nos dejara trasmutar este sentimiento en paz y aprendizaje.
Durante este proceso, debemos atraer todo esa energía de amor que depositamos en ese ser que ya no esta, nuevamente a nosotros, querernos, mimarnos y darnos tiempo para llenarnos de amor y así estar preparados para dejarnos querer nuevamente  confiando en que no todas las relaciones tendrán igual final.

Existen “relaciones cósmicas y kármicas”, debemos analizar como nos sentimos al final de cada relación que terminamos, si nos sentimos bien y pudimos salir con nostalgia pero felicidad por habernos cruzado con esa persona o si sufrimos mucho durante el vínculo con esa persona y preferiríamos nunca habernos encontrado con ella. De las dos tenemos que salir con algún aprendizaje y sabiendo que ahora estamos mas cerca de nuestra “alma gemela”.

Los que creemos que el universo tiene mucho mas destinado para nosotros de lo que nuestros ojos físicos ven, sabemos que desde el comienzo somos pura energía.

Esa energía es dividida en 2 mitades que por muchas vidas andan errantes buscándose mutuamente por tener que completar un proceso evolutivo puramente espiritual por separado.

Aunque aquí abajo no recordamos nada, inconcientemente siempre estamos buscando a esa otra mitad.

No en todas las vidas somos capaces de encontrarnos con nuestra alma gemela, es sino hasta que estas dos almas estén preparadas para volver a unirse reconociéndose como una sola, que se produce el encuentro.

Quizá ya estamos con nuestra alma gemela o para reconocerla debemos saber que:

El encuentro es algo maravilloso donde el amor se incrementa con el paso del tiempo, dándonos una sensación de completud y libertad que nos llena de amor cada vez que nos miramos en los ojos del otro.

La reconocemos porque sentimos una fuerte conexión desde lo físico, al abrazarnos o tomarnos de la mano, porque la conexión mental hace que sepamos lo que el otro piensa sin tener que hablar, porque nuestros espíritus vibran con igual intensidad…

La reconocemos porque no  estamos inmersos en  una relación posesiva, nos aceptamos tal cual somos, ninguno  de los dos intenta cambiar la forma de ser del otro, porque no hay otro interés en juego que el de compartir el amor, porque no hay lugar para la infidelidad ya que seria defraudarse a uno mismo y porque el amor se hace mas grande y mas grande cada día…

No en todas las vidas por las que transitamos  nos encontramos con nuestra alma gemela,

A veces no estamos listos para reconocernos y ni siquiera nos miramos aunque estemos cerca, no es momento entonces de encontrarse…

A veces una de las dos almas esta mas evolucionada espiritualmente y es capaz de reconocer a ese otro, pero el otro aun no alcanzo ese desarrollo evolutivo y no esta preparado para reconocernos.

Otras veces nuestra alma gemela no esta en nuestro mismo plano, o simplemente en nuestro mismo planeta, país, ciudad, etc.

En ese caso y si no se produce el encuentro vivimos nuestras vidas junto a “almas complementarias”, que son aquellas por las que sentimos afinidad, amor, y un vago sentimiento de que la conocemos de otro lugar. Estas almas estuvieron cerca nuestro ocupando diferentes roles en otras reencarnaciones  y quedaron grabadas en los registros akásicos de nuestro cuerpo astral.

El sentimiento se nos despierta aunque el recuerdo duerma y eso nos une a estas personas

En relaciones cósmicas de puro amor en la cual encontraremos felicidad y armonía.

Prestemos atención a nuestra intuición, sobre todo cuando estamos solos, angustiados o tristes soñemos con ese encuentro, con la forma que tendrá el rostro de esa otra mitad que buscamos. Escribámosle cartas a este amor para que escuche nuestro llamado… y abramos bien los ojos internos para ver mas allá de lo físico a las personas que nos rodean y experimentar ese encuentro único que cada uno de nosotros tenemos destinado vivir en algún momento

Cada vez que la vida terrenal se acaba y volvemos a ser pura energía se tiene plena conciencia de todo lo vivido y se produce ese reencuentro con nuestra alma gemela, prometiéndonos esforzarnos más por encontrarnos la próxima vez que volvamos a bajar.

 

                                                             lic.sabrinamingrone@smandes.com.ar