José Brillo, descartó candidatearse a cualquier cargo de conducción del MPN. Prefirió ponerse a resguardo de una hipotética postulación, a presidente de la junta de gobierno del partido provincial, del petrolero Guillermo Juan Pereyra. Lo que unos esquivan, otros lo ansían sin disimulo.

27 May 2014
    

Brillo no quiere ser porque tiene mucho para perder. Otro traspié lo alejaría de su próxima candidatura a gobernador de la provincia. Convencido de sus escazas chances, el ex diputado nacional, comenzó el lunes impulsando al petrolero para la conducción del MPN.

El tema es que el círculo familiar más íntimo del sindicalista no quiere saber nada con la posibilidad de que el zar del sindicalismo petrolero exponga su cuerpo y mente a una nueva campaña proselitista. Temen por su salud y así se lo hicieron saber a cada uno de los colaboradores de mayor confianza del actual Senador Nacional. Brillo, no quiere. Pereyra, sí; pero no lo dejan. 

Hace 8 meses un reducido grupo de intendentes cercanos a Jorge Sapag comenzaron a trabajar en la posibilidad de concretar el tan pregonado, manoseado y pocas veces concretado “trasvasamiento generacional”. Rolando Figueroa, en Chos Malal; Andrés Mendez, en Aluminé y Roberto cacault, en Villa La Angostura; fueron el eje inicial de aquel diseño.

El mandatario aprovechó cada gira por la provincia para mantener a fuego lento esa idea que encierra ni más ni menos que su próximo gran desafío: la sucesión del gobierno en su propia gente.

Luego de varios encuentros al grupo se sumó el ministro de Hacienda, Omar Gutiérrez. Integrante del gabinete provincial, colaborador histórico de Sapag y por ende una de las personas de mayor confianza del mandatario provincial. Las tertulias entre el gobernador  y “sus muchachos” fueron una postal obligada cada vez que el protocolo ponía rumbo a algún rincón de la provincia. El grupo cerró filas e intensificó su trabajo incluso después de las legislativas del año pasado. Luego del traspié en manos del sindicalista Guillermo Pereyra el núcleo duro del sapagismo centró su objetivo en el futuro trasvasamiento generacional. Lo relatado, al menos dentro del sapagismo, era sabido y hasta aceptado. “Generar cuerpo político para el armado de una lista de candidatos a cargos partidarios que representen a todos los sectores que confluyen en el actual gobierno provincial”, esa fue la premisa que dio inicio al peregrinaje comunal por toda la provincia. 

¿Qué fue lo que pasó para que la reunión de la pasada semana en Loncopue generara desagrado y hasta rechazo entre algunos, pocos, exponentes del oficialismo provincial?

Se durmieron. No entendieron o no quisieron oír lo que Sapag estaba impulsando desde hace tiempo. Algunos cansados y otros por descreimiento, interpretaron que “solo se trataba de un amague más”. Cuando despertaron, la convocatoria “fundacional” del grupo Loncopue ya había sucedido y los motorizadores de la propuesta en toda la provincia, tenían nombre y apellido: Omar Gutiérrez y Rolando “Rolo” Figueroa. Con los nombres en letra de molde, los olvidadizos iniciaron un largo derrotero por los medios haciendo sentir su desagrado. Algunos, muy pocos, hasta advirtieron sobre su oposición a lo decidido en Loncopue. Una fuente ligada al gobernador dejó trascender que “nunca entendieron la idea de trabajar por la sucesión”. “Están más pendientes de un llamado de Pereyra que de lo que pretenda construir un dirigente de nuestro sector”.

La noche del domingo encontró a varios de los díscolos con un mensaje de una alta fuente del gobierno neuquino “si alguno se ofende o pretende interferir tendrá un problema. La premisa es armar cuerpo político en positivo”. 

Algunos esquivan candidaturas. Otros ansían lo que no les corresponde. 
Los dados giran en el aire. La suerte está echada