Confesó que la agarró cuando el sacerdote estaba en el ataúd. Desde entonces la lleva en una bolsita, prendida a su sotana. "Salió el ladrón que todos llevamos dentro", dijo.

07 Mar 2014
    

El papa Francisco confesó que tomó la cruz del rosario de su fallecido confesor cuando yacía en el ataúd y la lleva hasta hoy en una bolsita bajo su sotana, esperando tener la mitad de la misericordia que el sacerdote.

Francisco hizo el anuncio el jueves en una reunión informal con los sacerdotes romanos. Contó la historia de un "gran confesor'' en Buenos Aires que escuchaba las confesiones de la mayoría de sus sacerdotes e incluso la del papa Juan Pablo II cuando visitó Argentina.

Cuando el sacerdote falleció, Francisco fue a rezar ante su ataúd abierto. Dijo que "vi el rosario que tenía en sus manos e inmediatamente salió el ladrón que todos llevamos dentro y mientras arreglaba las flores, tomé la cruz''.