Estados Unidos conmemora el décimo aniversario del atentado más duro de su historia

11 Sep 2011
    

Estados Unidos conmemora el décimo aniversario del atentado más duro de su historia que dejó unos 3.000 muertos y se ha convertido en una marca imborrable en el inconsciente colectivo de sus ciudadanos.

El horror pudieron seguirlo en vivo millones de personas en todo el mundo, pero las imágenes ante sus ojos eran tan aterradoras e inconcebibles que la mayoría de espectadores no entendió al comienzo lo que estaba pasando.

Incluso los más estrechos colaboradores de seguridad del presidente de Estados Unidos necesitaron un tiempo para darse cuenta de lo que ocurría en esos momentos. Las palabras que susurraron luego al oído a George W. Bush dieron también la vuelta al mundo: “America is under attack!”.

Ese día en el que terroristas islámicos estrellaron aviones de pasajeros contra las Torres Gemelas de Nueva York, entre otros objetivos, marcó el inicio de una nueva era política. Estados Unidos era golpeado por primera vez en su historia en su propio territorio. Y el extremismo islámico se convertía por primera vez en una amenaza global. Todo la comunidad de Estados occidentales se sintió amenazada.

La respuesta a los atentados llegó pronto. Los escombros del World Trade Center todavía humeaban cuando Bush declaró la guerra al terrorismo: “Guiaremos al mundo hacia la victoria”, aseguró. Y desde el comienzo dejó claro que para él no se trataba sólo de un desafío militar. Menos de un año después, las fuerzas estadounidense atacaron Afganistán y, en 2003, también Irak.

Al revisar el balance de la “guerra contra el terrorismo”, Estados Unidos podrá sí enarbolar la bandera de la eliminación del líder de Al Qaeda y cerebro de los atentados, Osama Bin Laden, muerto en una operación realizada en mayo pasado en Pakistán.

Al conocerse la noticia la gente salió a las calles en Nueva York y Washington, una clara muestra de que el trauma de los atentados del 11-S sigue siendo grande en el país.

El escepticismo de que el peligro ha pasado para siempre parece sin embargo adecuado. Mientras la amenaza del terrorismo no desaparecerá posiblemente nunca, Estados Unidos puede al menos salir victorioso de la confrontación con su enemigo más peligroso

LMN