“ASER, es una comunidad de puertas abiertas, eso significa que la persona que quiere cambiar se puede acercar, la comunidad no sale a buscar a nadie; es a partir de que la persona o sus familiares toman la decisión de querer cambiar”, explica Mercedes Lagos, integrante de ASER, sobre el punto de partida para el inicio de un proceso de recuperación.
La comunidad brinda las herramientas, tanto a familiares como a las personas que reconocen su adicción, para poder enfrentar esta importante decisión; y al ser un programa ambulatorio la familia toma una relevancia especial en el apoyo directo.
“El problema de la adicción no es de una sola persona, es de un familia, y una familia es parte de la comunidad, es un problema que nos toca a todos”, reflexiona Lagos.
Varias son los caminos para acercarse a ASER a consultar; muchos ejemplos remiten a personas adictas que se han acercado con intenciones de mejorar su calidad de vida, también amigos o familiares preocupados tomaron la iniciativa en busca de asesoramiento para ayudar a una persona enferma.
“El tema de las adicciones es algo que no hay que ocultar, hay que exteriorizarlo, hablarlo y comunicarse”, concluye Mercedes, dejando la invitación siempre abierta para todos los que deseen cambiar, dispuestos a escuchar.
La comunidad ASER funciona todos los días de 9 a 15 horas, en la esquina de Weber y Mariano Moreno; o puede llamar al teléfono 420.123, asimismo los jueves desde las 19:30 horas, desde hace 7 años se reúne el grupo de apoyo abierto a todo aquel que quiera que quiera ser escuchado.
ASER se financia con sólo $7000 de un subsidio municipal, la ayuda del Rotary Club y la colaboración de los residentes, donde brindan ayuda y tratamiento operadores sociales y profesionales de distintos ámbitos.