José Di Stefano, gasista matriculado, era el encargado en el equipo de mantenimiento de escuelas de arreglar las calderas, hasta que sucedió la intoxicación por monóxido de carbono en la escuela 352. Luego del episodio no contaron más con sus servicios.
En una extensa charla con este medio Distefano detalló que desde febrero advirtió a los responsables políticos de las falencias que encontraba en cada escuela que revisaba, incluida la 352. Luego pasó lo que pasó, lo responsabilizaron a él y lo cambiaron por otro técnico.
“Yo soy el chivo expiatorio – dice Distefano – a mí se me negó la palabra desde el principio, me dijeron que todo esto tiene connotación política y vamos a dejar que los políticos lo arreglen, vos no hables, tus informes tienen que ser solamente para Chiappino y para Núñez.”
“La mala palabra era monóxido de carbono”, agrega, pero además manifiesta que “de mucho tiempo atrás me decían que los requerimientos de las escuelas nos la decís a nosotros, yo en los remitos tenía que poner lo que hice o lo que puse, no lo que se debía hacer, lo que faltaba lo tenían ellos en agenda.”
Por su parte además de la escuela 352, muchas otras instituciones educativas de la ciudad, relevadas y denunciadas por Distéfano presentan irregularidades tanto o más graves que la mencionada, y hasta ahora parece que la decisión política pasa sólo por maquillar los arreglos.
“Tristemente, acá hay un problema grave de omisión”, resume el técnico, a la espera de que el miércoles que viene sea recibido en el Concejo Deliberante con documentación y un informe de lo sucedido.
Finalmente indicó que el Municipio mantiene una deuda con él de más de $80.000 desde que comenzó a trabajar en febrero, y que al día de hoy lo continúan “bicicleteando”.