Efectivos de la Policía de Tránsito del Neuquén detuvieron a un chofer de la empresa de transporte Igi Llaima que conducía un colectivo con unos 40 pasajeros rumbo a Temuco, Chile, con 1,96 grados de alcohol en sangre. El nivel permitido para los profesionales del volante es cero.
Todo comenzó ayer a la mañana cuando el micro con destino a la ciudad chilena de Temuco pasando previamente por Pucón, a través del paso internacional Mamuil Malal, partió desde la terminal de San Martín de los Andes.
Tras unos minutos de recorrido, el micro arribó a la terminal de Junín de los Andes, donde completó su pasaje y realizó los trámites de rigor.
En dichas circunstancias, un uniformado de la Policía de la provincia notó una situación irregular en el conductor del vehículo de transporte de pasajeros de larga distancia y dio aviso a la Comisaría Nº 25 de esta ciudad.
En forma inmediata, se notificó a los oficiales que prestan servicio en el puesto carretero sobre la Ruta Nacional Nº 234, a la salida de la ciudad camino al paso internacional.
Tras la detención del micro en cuestión y la prueba de alcoholemia correspondiente, se determinó que el conductor del micro, que habría sido identificado como Ávila Pobrete, de nacionalidad chilena, presentaba 1,96 grados de alcohol en sangre, siendo que el nivel aceptado para los choferes es nulo, es decir que el test debe arrojar cero. En caso de tratarse de un conductor particular no profesional el máximo es 0,5.
Los uniformados procedieron a demorar al chofer y detener la unidad, hasta tanto la empresa enviara un nuevo conductor y proseguir así el viaje, que finalmente sucedió cerca del mediodía de ayer.
Como era de esperar, los pasajeros manifestaron no sólo su preocupación al respecto sino el fastidio por haber tenido que demorar su viaje más de cuatro horas, esperando en el control caminero el arribo de otro conductor.
Quienes siguen de cerca el caso se preguntaron cómo fue que posible que el micro saliera de San Martín de los Andes, ingresara y partiera nuevamente de la terminal de micros de Junín de los Andes.
Aseguran además que de no haber sido por la intervención del policía que presenció una actitud poco clara, el chofer en cuestión quizá hubiera continuado conduciendo un micro por caminos de montaña y en sectores por demás complicados incluso de ripio.
El fantasma de la tragedia sucedida días atrás en la Ruta 11, hecho protagonizado por una persona que conducía en estado de ebriedad una camioneta Chevrolet, sobrevoló ayer durante buena parte de la mañana la zona, habida cuenta del temor de más de uno de haber poder haber sido participe de un accidente de imprevisibles consecuencias
fuente: LMNeuquen