Hace 22 años nada hacía suponer que la imagen que se daba a conocer al mundo de la beata Laura Vicuña no era la de la niña que vivió sus ocho primeros años de vida en Lautaro, al norte de Temuco, ni tampoco la que murió -presuntamente de una tuberculosis- a los 12 años, en Junín de los Andes, Argentina. Así lo da a conocer un informe pericial de análisis, realizado por Carabineros y que el pasado 12 de enero recibieron las salesianas argentinas, en calidad de "documento secreto".
El retrato de Laura Vicuña, difundido por todo el mundo hasta hoy, es una pintura del artista italiano Caffaro Rore, realizada por encargo de las salesianas italianas e inspirado en una niña europea, que tenía la misma espiritualidad de Laura.
"Nosotras sabíamos que esta imagen nunca había tenido repercusión; es por eso que las salesianas argentinas y chilenas, a principios del año pasado, encargamos un estudio a Carabineros de Chile, que comprobó científicamente el rostro verdadero de la beata. Nunca nos cuadró la niña con zapatos de charol y cuidadoso peinado, con la imagen de niña patagónica de aquel entonces", señala la hermana Elda Scalco, Asesora del Centro de Espiritualidad Salesiana, de Junín de los Andes.
Las salesianas argentinas ya tenían sospechas de que la imagen conocida no era la verdadera, luego de la publicación del libro "Conocimiento de Laura Vicuña" (1990), del padre Ciro Brugna. En sus páginas aparece una fotografía de un grupo de alumnas del Colegio María Auxiliadora, de Junín, en la que aparece la beata con rasgos distintos a los delineados por el artista italiano. No obstante, había versiones contradictorias. Una de ellas, no menos importante, era la de sor Piai, directora del Colegio María Auxiliadora (1900), quien la describe así: "Laura tenía cara redonda, cutis blanco, rostro siempre rosado, ojos grandes hermosos y más bien oscuros, mirada inteligente e ingenua; modesta, sonrisa habitual, aun en los sufrimientos. Lloraba y reía al mismo tiempo, la pose de la cabeza un poco inclinada hacia la derecha..."
Impacto insospechado
Un año tardó el equipo de Carabineros en verificar la identidad de la foto del libro del sacerdote Brugna. Tras un estudio topográfico facial y un informe de antropología forense, se les envió el resultado a las salesianas argentinas.
Según afirma la hermana Elda, "Hasta hoy sólo lo conocen las hermanas que han pasado por Junín de los Andes, pero están felices de que se muestre este rostro que es el patagónico; las diferencias son muy fuertes, una es completamente europea y la otra criolla. A mi entender, la religiosidad popular siempre quiere saber la verdad y hoy la tecnología nos la hizo comprobar".
La investigación, de carácter secreto, demoró más de un año desde que se enviaron las pruebas de Argentina -proporcionadas por el Centro de Espiritualidad Salesiana- hasta que Carabineros despachó el informe confidencial a las religiosas trasandinas.
En el informe pericial de Carabineros que determinó que el rostro actual de la beata Laura Vicuña no es el que se conocía participaron María Benavente Aninat (antropóloga forense y asesora criminalística), Gonzalo Garín Brito (dibujante retratista), Víctor Olavarría Sepúlveda (jefe del Laboratorio de Propiedad Intelectual) y Gustavo Darcha Andrade (jefe del Departamento Criminalístico). En Chile, la tarea estuvo coordinada por un miembro de la Fundación Laura Vicuña.