En el día de ayer y sin banderías políticas, aparecieron en distintos puntos de la ciudad, carteles solicitando a la intendente, Cristina Frugoni, la limpieza de los distintos montículos de cenizas volcánicas que esperan ser removidos de la calle hace poco más dos meses.
La cruzada comenzó cerca del 20 de junio, cuando un vecino tuvo la idea, tal cual se haría en Bariloche, que todos los ciudadanos salgan a limpiar las cenizas caídas; moción aprobada por el municipio e impulsada y promocionada desde la Secretaría de Turismo.
El plan constaba en 2 pasos; los vecinos limpiarían techos, viviendas, comercios, las veredas y sus respectivos cordones; y una vez concluida esta tarea deberían acumular lo recolectado en dos o tres montículos por cuadra, para que más tarde el personal activo de la Secretaría de Obras Públicas, juntara el material piroplástico de manera más rápida y efectiva.
La idea fue puesta en marcha el domingo 26 de ese mes.
La tarea de recolección en la zona céntrica se realizaría en tan solo dos días y el fin era que las cenizas no vuelvan a dispersarse por la ciudad, por el pasar de los autos o la acción del viento.
Desde julio, los vecinos de distintas partes de la ciudad, han estado reclamando la junta de estos montículos, que si bien, algunos han sido retirados, muchos todavía quedan dispersos por distintas calles y barrios.
Han pasado 61 días y en algunas calles de la ciudad, se pueden encontrar pilas de arena volcánica, algunas pequeñas y otras que pueden llegar a superar el medio metro de altura.
El volcán Puyehue cordón Caulle no deja de emanar este material, por lo que según el viento, hay días donde se puede ver en la ciudad la ceniza en suspensión y precipitando, además del material que ha quedado pegado en el pavimento de las calles por no limpiar en su debido momento y por los montones acumulados por los vecinos que hace más de dos meses recibieron instrucciones y todavía no han visto resultados.
Si bien desde la comuna se está haciendo todo lo posible con tal de lograr la limpieza, los trastornos económicos que trajo esta erupción, mermó la posibilidad de apurar cualquier tarea. El trabajo es tanto y tan arduo que lleva más tiempo del pensado, trabajo que se paga como horas extras y que quita personal abocado a otras tareas de las que también se encarga la secretaría de Obras Públicas.