El invierno pasado, Valeria cayó de una altura de 12 metros tras resbalar de la ventana de su departamento, mientras intentaba limpiar la nieve que había caído durante el temporal. Sobrevivió a dolorosas fracturas, intervenciones quirúrgicas, comas y traslados en asfaltos congelados, y hoy, sin secuelas, eligió agradecer al sistema de salud público y privado por salvarle la vida.

21 Mar 2018
    

Valeria Mentezano Milazo volvió a nacer después de sobrevivir a un terrible accidente doméstico el invierno pasado en nuestra ciudad.

En medio del temporal de nieve que se vivió en la región los primeros días de julio, la joven intentó limpiar la canaleta del techo de su edificio y cayó de la ventana del departamento, de una altura de 12 metros.

“Una piensa que lo puede todo”, comenzó a narrar, en diálogo con Radio Fun: “Eran cerca de las seis de la tarde, me colgué de la ventana, empecé a correr la mugre, pero estaba en pijama, con medias térmicas, no tenía fuerza ni estaba preparada para hacerlo y me caí”.

Valeria impactó en la vereda con tanta fuerza que se le trituró el hueso sacro, su pelvis presentó siete quiebres, se le fisuró el homóplato y se le rompieron diez costillas, cada una con doble fractura. Como si fuera poco, su caída se dio sobre un charco de agua en el que evitó ahogarse gracias a la aparición de sus dos primeros salvadores, vecinos del edificio.

Según cuenta, “el milagro” comenzó en ese instante por la simple razón de que su caída fue advertida prácticamente de inmediato, pese a haberse dado en un sector no tan transitado y en un día de muy malas condiciones climáticas, en el que casi nadie circulaba por la ciudad.

“Roberto y Aldo me giraron levemente para que no me ahogara y llamaron a la ambulancia”, continuó: “Estuve consciente hasta pasada la medianoche, cuando me derivaron, aunque no tengo recuerdos de nada de lo que pasó. Todo lo que sé es lo que me ayudaron a reconstruir”.

La joven ingresó en una primera instancia al Hospital Ramón Carrillo, donde le practicaron distintas placas para conocer su estado general. “Es imposible describir la buena predisposición de la gente del hospital”, destacó: “El buen recurso humano con el que contamos hay que decirlo, porque son personas que aman la profesión y la vida”.

Una vez confirmadas las lesiones, Valeria fue inducida al coma y comenzó otra de sus odiseas. Debían trasladarla al Hospital San Carlos, en Bariloche, pero las rutas estaban cortadas por el temporal. “Otra vez, otro milagro”, aseguró: “Pudimos llegar, viajando a la 1 de la madrugada, sobre asfalto congelado, intransitable”.

Tras una nueva ecografía, el diagnóstico empeoró, el cuadro pasó de grave a muy grave y todos temieron lo peor. Pero solo era un round más en la nueva vida de Valeria: “Pasé por todas, por eso es increíble estar hoy acá, y sin ningún tipo de secuela”, agregó: “Me operaron el 26 de julio, el 27 me sacaron del coma y el 4 de agosto me trasladaron con internación domiciliaria a San Martín otra vez. No tomé dimensión de lo que me había pasado hasta que tuve que empezar otra vez a caminar”.

Hoy, a pocos meses de cumplirse un año de su accidente, Valeria siente la necesidad de agradecer a los equipos médicos locales y rionegrinos por haber salvado su vida, a los de la salud pública y a los privados, “por la contención, no solo conmigo, también con mi familia”, dijo, emocionada: “A la gente increíble que tenemos trabajando en salud, que de alguna u otra manera me acompañó más allá de un control, de un simple caso. Siempre nos quejamos, y pocas veces agradecemos, por eso no quiero dejar de hacerlo, porque si hoy estoy acá, es porque muchas personas lo hicieron posible”, concluyó.