Fue en ocasión de la presentación escrita de la declaración de Juan Marcos Fernández. Al salir este se produjo un tumulto en los pasillos de la sede judicial. Fernández permaneció refugiado en tribunales donde radicó, junto a su abogado, la denuncia por agresión.

07 Ago 2013
    

En la mañana de ayer la sede judicial de Junín de los Andes se vio alterada en su funcionamiento dado que la anunciada declaración de Juan Marcos Fernández y su mujer Analía Godoy, imputados en el asesinato por el sargento José Aigo, inundó de vecinos, amigos y familiares del policía a la espera de contar con novedades en el caso.

A la salida de Fernández, que llevó su declaración por escrito, evitando la posibilidad de que tanto la querella como la fiscalía pudieran indagarlo, se caldearon los ánimos y se produjo un tumulto, en los que no faltaron los insultos, empujones que, al parecer, terminaron con el imputado en el suelo.

“Repudiamos el accionar”, comentó Aldo Aigo, hermano del uniformado asesinado hace 17 meses, “yo no estaba presente y cuando llegué me encontré con que había sucedido esto, que repudio totalmente; siempre nos venimos comportando de buena manera y esto no debió haber sucedido.”

En tanto Aldo Aigo cargó contra el juez Luchino que atiende en la causa, “que nos cambió tres veces la fecha de la declaración, y hasta última hora recibieron la notificación nuestros abogados que se hacía todo hoy (por ayer); además no avisó que iba a presentar un escrito para que nuestros abogados puedan presentar un escrito con las preguntas y hoy se presentó y no pudieron preguntar nada; o sea parece como que estaba todo arreglado. En algún momento Lucchino tendrá que dar explicaciones”, indicó Aigo.

Por su parte Juan Marcos Fernández en compañía de su abogado Mariano Laprida, permanecieron en los tribunales donde radicaron una denuncia por agresión.