Desde la Dirección de Bromatología advierten sobre los riesgos por el uso de pirotecnia en la ciudad. Atentan, no solo contra la seguridad de las personas, sino también por los peligros de incendios forestales que puedan producir en las cercanías del pueblo y los barrios.

03 Dic 2013
    

Buena cantidad de fuegos artificiales comienzan a escucharse y verse en los cielos de San Martín de los Andes, a pesar de la ordenanza 1031/92 que prohíbe la fabricación, venta y utilización de artículos de pirotecnia, en todo el ejido municipal.

Si bien las normas están para cumplirse, también desde la Dirección de Bromatología y de gran parte de la comunidad se apela al sentido común de aquellos que, año tras año, se empecinan en, no sólo hacer uso de la pirotecnia, sino de arriesgar la propia vida, la de sus allegados y de la naturaleza que los circunda.

Es por ello que desde el órgano de aplicación, además de los controles que realizan, se insta a la concientización del vecino común, por un lado de los usuarios para depongan esa actitud y por otro lado de los vecinos para que realizan la denuncia pertinente para evitar la venta y el uso clandestino.

Muchas son las metodologías usadas por los inconscientes a la hora de traer la pirotecnia a la ciudad, desde el traslado en vehículos particulares, por correo o encomiendas, entre otros; y pocos son los empleados municipales que deben realizar los controles, que acompañados por las fuerzas policiales realizan operativos en los accesos con el objetivo de encontrar estos artefactos en los vehículos, sobre todo los transporte de cargas, que a la postre son insuficientes.

Capítulo aparte merece las graves consecuencias que generan en las mascotas los estruendos de los fuegos artificiales, que con solo nombrar algunas (taquicardia, desorientación, pánico, aturdimiento y miedo a morir) debería hacer pensar a más de uno la idea de abandonar dicha práctica.