En Buenos Aires, grupos de aficionados se enfrentaron a golpes entorno al Obelisco porteño y se arrojaron piedras mientras una multitud festejaba la actuación del equipo pese a la derrota sufrida por 1-0 ante Alemania en la final.
Decenas de policías debieron actuar para poner fin a los disturbios, dispararon balas de goma, gases lacrimógenos y arrojaron agua desde camiones hidrantes.
En cuestión de minutos, el lugar, que estaba preparado para la fiesta, terminó en una situación de caos, con miles de ciudadanos escapando de los incidentes y de la reacción policial.
En las ciudades de La Plata y Córdoba, la celebración también terminó en incidentes y con personas detenidas por la policía. Agencias