Los incidentes recientes resaltan la crucial necesidad de extremar los cuidados en la prevención de incendios forestales. Un descuido que casi se convierte en desastre demuestra la importancia de la constante vigilancia y preparación comunitaria.

11 Oct 2023
    

Cuando decimos "extremar los cuidados", no exageramos.


Cuando pedimos no abandonar una quema, no encender fuegos los días de viento y cuando hacemos hincapié en apagar las cenizas con abundante agua, es la experiencia la que nos avala.


Cuando preparamos las charlas vecinales lo hacemos sabiendo que sus resultados fueron siempre positivos, reduciendo la cantidad de emergencias.


Ayer, lunes 9 de octubre, una quema de gran volumen de residuos forestales, en un entorno peligroso por la geografía, la accesibilidad, la distancia al agua y la ausencia de cortafuegos, se creyó apagada y se abandonó. 


Apenas dos horas después se reavivó con el viento y se volvió un peligrosísimo incendio de interfase. 


Sin el temprano aviso y la intervención rápida de bomberos, con la asistencia de ICE y SPMF, pudo haberse convertido en un desastre que todavía estaríamos intentando controlar.


Durante cinco horas trabajamos tres dotaciones, ocupamos dos camiones forestales y una camioneta de ataque rápido de bomberos, además un camión forestal y una camioneta de ataque rápido de ICE. Se aplicaron más de 30 mil litros de agua para extinguir el fuego que había empezado a propagarse en el terreno. 


Contamos también con la ayuda de la Policía, de Fernando Bolgar que colaboró con su camión, vecinos del pueblo que muñidos de herramientas de mano se acercaron a ayudar y otros que colaboraron con el reabastecimiento de camiones, y también personal de las estancias San Jorge y Santa Lucía.


El viento propagaba el fuego hacia el este, dirección en la que casi no hay viviendas. Pero si fortuitamente hubiera sido en dirección opuesta, toda la villa hubiera estado en riesgo.


Solo considerando Bomberos Meliquina, trabajaron 14 efectivos voluntarios durante 5 horas, 3 vehículos que consumieron al menos 110lts de gasoíl y 40 de nafta entre camioneta y motobombas, además de agua potable y bebidas isotónicas para hidratación del personal y un aprovisionamiento que, en este caso, donó un vecino.