En algún caso, como el que ilustra una de las imágenes, se trata de la reparación de las barandas que separan la rambla de la Costanera de las áreas de embarque y la playa, destruidas desaprensivamente por quienes ignoran el concepto de espacio de uso público.
Un espacio de uso común es parte del patrimonio de la comunidad, y su cuidado y preservación es una responsabilidad compartida por todos.
En este mismo sentido, los refugios del transporte de pasajeros, espacios de uso común por definición, suelen sufrir la “intervención” poco inspirada de individuos negados a toda conducta solidaria.
En otros casos, como la destrucción total de un contenedor en Plaza Sarmiento, las pérdidas son totales y definitivas. La reposición es a costa del vecino contribuyente.
Otras conductas, como disponer agujas descartables junto a los desperdicios, aun los que se separan en el Centro Ambiental, generan peligros sanitarios para otros vecinos, personal de recolección y de quienes realizan la separación para reciclado.
Desde diversas áreas de la gestión municipal, cada vez, se activan los correspondientes mecanismos: personal propio o contratado que repara lo reparable, restablece lo funcional y lo estético, y reitera sus pedidos de concientización y cuidado en el mantenimiento de nuestro bien común.